La mudanza no es solamente cambiar o mover nuestras pertenencias de un lado a otro donde manejamos mucho de estrés por todo el trajín que demanda esta actividad, ella también guarda muy al fondo algunos emociones como; tristeza, melancolía, felicidad o miedo haci un cambio repentino el cual vamos a tener.
Para muchas personas el solo hecho de pensar en empacar y luego tomar otro tiempo en desempacar y acomodar, es tedioso porque si estamos haciendo este cambio por algun motivo sentimental, al momento de ver nuestras cosas empezaran los recuerdos de aquel lugar que acabamos de dejar, ese cambio o desprendimiento se siente como una situación de duelo, esto aplica tanto para adultos como para niños.
Cada vivencia, olor, situación vivida en ese lugar va a pasar a un dulce o amargo recuerdo, este sentimiento con el tiempo poco a poco irá disminuyendo hasta pasar a otra pagina de nuestras vidas, para los adultos la fatiga, el cansancio físico, amarrar y soltar es desgastante sumando la carga emotiva que esta conlleva; desde otro lado en este caso los niños, se sienten identificados un poco con lo que reflejan los adultos pero debes ayudarlos a superar ese cambio con afecto, paciencia a la adaptación de ellos, debemos entender que han dejado sus amigos, sus juegos y estarán pasando por un momento triste en donde necesitaran de nuestro ánimo. Invitarlos a que nos ayuden a desempacar sus juguetes, sus útiles escolares para que se vayan dando la idea y asimilando un cambio positivo para ellos. La mudanza es un cambio eso implica una separación de hábitos y rutinas que a veces es difícil llevar.
Algunos estudios nos reflejan que hay varios factores que desencadenan la estabilidad emocional de las personas, entre ellos tenemos: la distancia de la nueva vivienda a la que estamos dejando, la cantidad de mudanza que llevamos en un tiempo determinado, si es un traslado familiar o por una separación, motivo de trabajo o por motivo económico, todos estos factores conllevan unas consecuencias negativas que varían entre la edad que tengan las personas y la cantidad de mudanzas que han realizado en el transcurso de sus vidas.
Con lo anterior no quiere decir que una mudanza solo sea cosas negativas y que necesitamos de un psiquiatra para superar cada una de estas, hay cosas pequeñas y sencillas que podemos hacer para aminorar el impacto emocional, pensar que la mudanza en un oportunidad de cambio y crecimiento a nuevos hábitos, a desprendernos de cosas que ya no usamos, recuerdos que persisten hay, lo que podemos hacer es recordar lo bueno que fue en su momento y tomar la opción de regalarlo o donarlo a alguien que lo siga utilizando, volver a retomar los encuentros familiares y amigos, solicitando a ellos que nos ayuden a organizar el trasteo, a empacar a ir de comprar cosas nuevas. Lo importante es que contactes a una buena empresa que cuente con todas las características especiales para la seguridad de tus enseres y que te ayuden a realizar todos esos movimientos.